en vaso largo
con mucho hielo
y brinda con los nueve espejos de su casa
mientras se guiña un ojo.
Cada vez que alguien
intenta tocarla
se rompe los dedos.
Está hecha de aleaciones cambiantes
y muta a cachorro cada noche
cuando ante los ojos de nadie
se abandona en el jergón
al abrigo de su propia piel.
Su piel...su hogar,
que regala a quien se la pinta de sonrisas
las noches que la tiene triste.
Debería ser mujer
pero ella se siente hembra
cuatrocientos días al año
y se aparea con valientes
que se apagan
cuando inunda todo
de verdad cinco estrellas.
No hay mañana sin risas
ni mes que no se chute
un par de gramos
de sueños enquistados.
Vive descalza
como nació
y mientras baila
mira al suelo de reojo
huyendo de cristales y piedras
buscando diamantes
entre la yerba del asfalto.
Escribe piropos en los espejos
y se sorprende al encontrarlos
Se agarra el pelo
con el hilo de pescar delirios
Y su carmín es color sonrisa
aunque a veces se descubre,
paralizada
ante su séptimo espejo
imaginando un brazo en su vientre
sintiendo un beso en el cuello
con la nuca erizada,
apura su vaso largo
y se guiña una lágrima.
2 comentarios:
Muy bonito. Esto es lo que yo interpreto de tus palabras. Una mujer a la que la sociedad ve como una mujer valiente y fuerte. Que al caer la noche, se encuentra consigo misma, se muestra todo lo frágil, y vulnerable que es, y esto le reporta tranquildad en base a su autoconocimiento
Muy bello mujer. Que profunda, visceral. Ya te sigo en otro lado y de verdad no había visto con cuidado tu blog. Luego me comunicaré contigo. Una sincera admiradora.
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