Le gustaría plegar los ojos y ser.
Ante nadie.
Escasea la esperanza propia.
Consigue no sentir que espera
y se disfraza
de perro verde para todos
de quietud
para el reflejo en los cristales.
Consigue no excavarse
no hacerse un moño
con las saetas de cualquier día
y ensangrentarse las manos
revolviendo el tórax.
Quiere que la mandíbula
se afloje sola.
Narcotiza el miedo
con su sonrisa eterna
y lo entierra
para que no huela.
-LaZeta-
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