jueves, 1 de diciembre de 2011

Saciada...


Anestesiada la necesidad de sentirte
saciada la inanición de carne
la mente agradablemente saturada de anoche. 
Ya no tengo frio
ya no tiemblan mis huesos ni se ahueca el alma
la duda se extingue
se rinde
sabedora de su derrota aunque consciente 
de su próximo resurgir.

Desearte es un tormento que solo vos podéis sosegar
inconscientemente.

Ahora descansas
sin saber
que moriría porque mi cuerpo reposase junto al tuyo 
y escuchases el murmullo de mi sangre.

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