Hay tardes
que maldigo tu existencia
maldigo aquella noche
y las muchas que me regalaste
Maldigo tu nombre
mi nombre en tu boca
Hay tardes
que tu recuerdo
nunca huele a final.
Hilos salados abren
en ácido fluir
la piel de mi rostro
Hay tardes
que me estrello contra mi.
Choque brutal
que secciona mi carne
huesos quebrados de esqueleto derribado
atraviesan órganos y pensamiento
inundándome entera de sangre
espesa
helada
lenta.
Agotado el pensamiento
de perseguir interrogantes.
Cansada mi alma
de su soga al cuello
prendido tú del cabo infinito.
Pesas demasiado
algunas tardes...
...Algunas tardes
habito la piel que rozas
con mi pensamiento
excitando mi sonrisa.
Y realidad pinta todo de pena
a punta de látigo inclemente.
Me rindo
abandono la lucha neuronal
DERROTA POR KO
Batallar contra tu esencia
absurdo cometido
en campo de juego equivocado
empuñando la espada de la razón.
Inútil desgaste que me acuna
suavemente
hasta la demencia.
Recojo mis armas melladas
aguas frías de invierno
limpian mi cara, bella antes de ti.
Me voy al corazón. A matarnos.
Cruzaré el umbral del sentimiento
cara a cara conmigo
cuerpo a cuerpo contra mi.
Mientras el corazón lucha
estas viejas botas despiertan
por un camino de estreno
propiedad privada.
No puedo parar por ti
detenerme a sacarte de mi.
Te llevaré conmigo
seguirán los golpes en el pecho
a cada paso
hasta que ya no oiga tu dolor
hasta que ya no huela a aquellas noches
hasta olvidar que sabes a placer
hasta matarnos en mi latido.
Seguiré
hacia mi sino
sin perderme queriendo
sin pétreos tropiezos
sin excusas de saldo.
Seguiré caminando
hacia sin ti
aunque haya tardes
en las que lamente
saber
que te quiero.
domingo, 28 de abril de 2013
martes, 2 de abril de 2013
pEQueÑa mueRTe ante diOS
Resuenan las campanas de su entierro, y maldice desde su ataúd a quienes la llevan ante dios, ese dios al que detesta por haberla abandonado, como (a) tantos, desde que nació.
Quiere gritar ,y grita
pero en este aire ya solo él la escucha, es muda para los que la esperan afligidos en los bancos que con olor a madera rancia amueblan la vieja capilla del barrio.
Quiere gritar, y grita
pero en este aire ya solo dios la escucha enorgulleciéndose en su púlpito.
Llora rabiosa en su nido de madera, patalea golpeándose bruscamente las rodillas con la tapa del féretro mientras siente que la elevan por los aires. El llanto de su padre a apenas unos centímetros de su cabeza le para el alma, puede olerle, aun muerta, puede oler a su padre y a las lágrimas que bajan por su corazón. Se enrosca hacia él, besa la pared de su nido, y susurra en el hueco de su mano para que sólo él la escuche "No llores papá, lo has hecho diez. No me he ido, nunca voy a irme" Su ingenuidad le dibuja a dios una cínica mueca en la cara
eso la enfurece
más.
Desde su pensamiento lanza en ballesta un 'ahora arreglaremos cuentas tú y yo, maldito desgraciado' que tinta en negro metálico los ojos del todopoderoso.
Quiere molestarle
quiere que dios no la acoja
quiere huir a la nada
y debe de darse prisa antes de que la cubran de rezos
perfumándola de incienso
y la mezan con cánticos herméticos
adormeciendo sus sentidos
robándole su ser.
Se disfraza de calma en el camino al altar, ceremoniosa cual novia al borde de la fosa matrimonial.Su cuna de muerte se posa por fin en el lugar de honor, reservado para todo aquel que, fiel o no, termine cediéndole su alma al impostor.
Huele el dolor de los suyos mientras el silencio se adueña del oxígeno, tan solo un leve rumor penetra la quietud del abismo insonoro, un río de palabras lejanas alcanza sus huesos, el murmullo de la oratoria ha comenzado y lo que nace como una dulce sonrisa en su tez declina a lascivo gesto en menos de medio aliento.
¿Me ves? susurra deslizando la mano por su tripa...
¿Puedes verme?
...bajo su falda ibicenca. Acaricia el tibio camino de piel hasta sus bragas colando los dedos por debajo ¿Puedes verme, Mi Dios? ... sonríe.
Él
desconcertado
insultado
engarrados los dedos a su labrado trono.
Ella
suicida
desesperada en alma
excitada
bailando su pelvis delicadamente...
¡¡Mírame!!
...el primero de los gemidos desde su ataúd hizo eco en toda la capilla.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)